De la España vaciada a la España olvidada
Allá por el siglo I a.C., Cicerón escribió que “la agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna para todo hombre libre”. Durante siglos, el campo ha sido la base de nuestra identidad y prosperidad. Los agricultores y ganaderos han garantizado nuestra alimentación, han cuidado los montes y han mantenido vivos nuestros pueblos. Hoy, sin embargo, el mundo rural se siente traicionado por unas administraciones que lo han abandonado. Las instituciones solo se acuerdan de los pueblos para exhibirlos como escaparate turístico o en campañas electorales. Pero detrás de esa postal hay un campo agonizante, y un sector agroalimentario –el que nos da de comer– tratado como un estorbo.
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