El sector agroalimentario español podría ser uno de los más afectados por la política comercial proteccionista de Donald Trump. El pasado 2 de abril, el presidente estadounidense anunció la imposición de aranceles del 20% a productos europeos, incluyendo los alimentos y bebidas españoles, como el aceite de oliva o el vino. Sin embargo, el panorama cambió el 9 de abril, cuando Trump anunció una pausa de 90 días en la aplicación de estos gravámenes para los países que han iniciado negociaciones comerciales con su administración, sustituyéndolos temporalmente por un arancel universal del 10%. La incertidumbre de qué pasará con estas medidas y a qué nivel afectará a nuestros productos seguirá, de momento, en el aire y habrá que estar preparados para el escenario más desfavorable.
Los sectores más afectados: aceite de oliva y vino bajo presión
España exporta el 13,4% de su producción de aceite de oliva a Estados Unidos, siendo este uno de sus principales mercados. Los aranceles del 20% anunciados amenazaban con encarecer el producto en EE.UU., hasta en 1,69 € por litro, según los analistas, reduciendo su competitividad frente a otros países productores como Italia o Grecia, que ya competían con precios más ajustados. Con la pausa decretada por Trump y la reducción al 10%, el impacto será menor durante los próximos tres meses, aunque no acaba con la incertidumbre sobre qué ocurrirá después del periodo de gracia.
El vino es otro de los productos que acusará de manera importante la guerra arancelaria de Trump. Nuestro país destina el 13% de las ventas exteriores de este producto al mercado estadounidense (97 millones de litros, por valor de unos 390 millones de euros en el último año), por lo que es clave, especialmente para productos como el cava. A pesar de que las bodegas españolas han reclamado a que no se use el vino en las guerras comerciales, como ya ocurriese hace unos años con el conflicto con Airbus, no parece que presidente estadounidense esté dispuesto a hacer excepciones. De hecho, no ha dudado en utilizar el vino europeo como moneda de cambio a favor uno de sus productos estrella, el bourbon, al que la UE ha dejado fuera del incremento arancelario para que las tasas a nuestros vinos no subiesen aún más.
El presidente de la Federación Española del Vino, Pedro Ferrer, ha alertado de que en las guerras comerciales siempre hay perdedores y ha abogado por abrir nuevos mercados, como el Mercosur o China, además de apostar por vinos de alta calidad que puedan competir con precios más altos.
¿Y cómo afectará a los productos que importamos desde Estados Unidos?
Aunque desde el punto de vista agroalimentario, España es autosuficiente con su producción, hay productos que importamos de EE.UU. y que tendremos que pagar más caros a causa de las contramedidas arancelarias impuestas por la UE como respuesta a Trump. Uno de los más destacados es la soja. Según datos del Ministerio de Economía y del Observatorio de Complejidad Económica (OEC), la soja es el producto agroalimentario más importado por España desde Estados Unidos. En 2023, esta cifra alcanzó los 838 millones de euros. Más del 70% de la soja importada por España se destina a piensos para ganadería, especialmente en los sectores porcino y avícola. Su alto contenido en proteínas y aminoácidos esenciales la convierte en un complemento clave para mejorar el rendimiento del ganado.
Junto a la soja, destacan otras importaciones como las almendras (505 millones de dólares), el maíz dulce (más de 200 millones) o productos industriales como el polietileno, el cartón kraft y el cobre, todos ellos potencialmente afectados por la nueva política arancelaria de Washington. Sin olvidar maquinaria industrial, como tractores y cosechadoras, y ciertas tecnologías utilizadas en el sector agroalimentario que también podrían verse afectadas por el incremento de los precios.
Un panorama incierto
La preocupación del sector agroalimentario por lo que pueda ocurrir tras esta tregua es fundada. Durante su primer mandato, los aranceles de Trump causaron pérdidas de 1.000 millones de euros al agroalimentario español. Entonces, la estrategia pasó por la diversificación de mercados hacia Asia y América Latina y la exportación a granel de determinados productos, como el aceite, para reducir costes. Sin embargo, la escalada actual es más amplia: afecta a 18 sectores españoles (además del aceite de oliva y el vino, otros como quesos, embutidos, conservas o productos químicos) y amenaza con un impacto global de 360.000 millones de euros en la UE.
Para intentar paliar la situación, desde el Gobierno español se ha anunciado un plan de ayudas de 14.100 millones de euros para apoyar a sectores afectados, centrado en subvenciones a la exportación y a la reconversión tecnológica de pymes, con el fin de ser más competitivas. Habrá que ver si estas medidas son suficientes.
De momento, tenemos 90 días por delante para tomar decisiones a futuro… si es que Trump no vuelve a cambiar de opinión antes. El gobierno español ha expresado su intención de aprovechar este periodo para buscar acuerdos bilaterales que minimicen el impacto negativo sobre sus exportaciones agroalimentarias.