La implantación de nuevos sistemas de automatización y control de procesos resultan ser el primer paso hacia la transformación digital de la industria, haciéndolas sostenibles, eficientes y competitivas.

La digitalización de todo el proceso productivo supone el traslado a la industria de todos los parámetros de cultivo del fruto procedentes del campo, la recepción de la aceituna a pie de tolva, su clasificación, lavado, pesado, almacenamiento y procesamiento, así como el seguimiento del aceite durante los procesos de decantación y almacenamiento en bodega, así como durante el proceso de envasado y el control de la salida del producto. Todo ello sin la intervención manual y con total trazabilidad en cada fase, controlando todos los parámetros productivos (temperaturas, humedad y tiempo de batido fundamentalmente).

La digitalización supone la optimización, monitorización y control de todo el proceso productivo desde cualquier terminal o dispositivo móvil y la posibilidad de analizar toda la información para que la toma de decisiones obedezca a datos, a información y no a intuiciones.

Y no sólo eso, sino que la integración de diferentes tecnologías avanzadas va a suponer una revolución adicional en la producción de aceite de oliva, garantizando la invulnerabilidad de los datos y ofreciendo una trazabilidad completa y segura desde el cultivo hasta el consumidor. Blockchain marcará un antes y un después en la transparencia del sector, mientras que Big Data ya permite transformar grandes volúmenes de información en decisiones estratégicas para optimizar la eficiencia operativa. Por su parte, Machine Learning analiza datos históricos y actuales para predecir óptimos momentos de cosecha y ajustar la producción, lo que din duda contribuirá a la mejora de la calidad del aceite y a la eficiencia en el uso de recursos. Estas tecnologías conjuntas no solo elevan la calidad del producto final, sino que también aseguran una producción sostenible y competitiva en el mercado.