El sector agrícola tiene un carácter estratégico en España. Desempeña un rol fundamental como fuente de producción de alimentos imprescindibles para la vida y la salud de las personas, generando, además, importantes beneficios para la economía, la sociedad, el territorio y el medioambiente. Sin embargo, especialmente desde que comenzó la pandemia global causada por la Covid-19, se enfrenta a un panorama incierto causado por el alza de los precios de la energía y las materias primas que, en la mayoría de las ocasiones, no se ve reflejado en los precios de venta, que continúan siendo bajos y poco rentables para los productores. Analizamos las perspectivas para 2022 para algunos de estos sectores agrícolas, como son el vitícola y el oleícola.
Como ya avanzábamos hace unas semanas, la escasez de algunas materias primas y bienes utilizados en el proceso productivo está provocando una creciente incertidumbre. A la subida de los precios de la energía se suman los problemas de suministro y un encarecimiento de los precios de productos como fertilizantes, materiales de envase y embalaje (cartón, plástico, aluminio) o los materiales de construcción. Todo ello puede hacer inviable la continuidad de muchas empresas. La mayor incertidumbre es, además, durante cuánto tiempo se va a prolongar esta situación.
Incremento del consumo de vino tras un año difícil
El año 2020 y el primer semestre de 2021 fueron bastante difíciles para las ventas del sector vitivinícola, a causa, fundamentalmente, de los cierres y restricciones del sector hostelero, principal destino de estos productos. Los últimos meses han aportado cierta esperanza al sector ya que, según la Interprofesional del Vino, se acumulan cuatro meses de tendencia alcista en el consumo. Así, en los últimos 12 meses se llegó a los 10,4 millones de hectolitros, lo que se acerca a las cifras previas a la pandemia que alcanzó los 11 millones hl.
Por su parte, la producción de vino y mosto experimenta un descenso, ya que en noviembre de 2021 -cuarto mes de campaña y últimos datos disponibles- es ligeramente inferior a los 40 millones de hectolitros (39,9M hl), lo que supondría un 12,8% (6,6M hl) menos que en la misma fecha del año anterior. El descenso es más pronunciado en la producción de mosto, que disminuye un 21,6%, para situarse en 4 millones de hectolitros. Mientras tanto, el vino supera los 35,8 millones de hectolitros, lo que se traduce en un 12,6% menos que en noviembre de 2020.
Caída de la superficie de viñedo
Otro dato destacable es que continúa el descenso en la superficie de viñedo en nuestro país. Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), la superficie de viñedo para uva de vinificación en España fue de 941.087 ha. en 2021, 8.478 ha menos que en 2020. Se trata de la cifra más baja de la serie histórica.
De esas 941.087 hectáreas, el 59% o 557.719 ha. (-1,1%) correspondieron a secano y el 41% restante, 383.368 ha. (-0,5%), a regadío.
Castilla – La Mancha es la comunidad con mayor superficie: 458.952 ha., que suponen el 49% de la superficie total (-1,3%). Le sigue, de lejos, Extremadura, con 85.872 ha. (+2,5%) y Castilla y León, con 72.331 ha. (-0,8%).
Desde el año 1980, la superficie de viñedo para uva de vinificación en España se ha reducido en 701.535 ha. (-42,7%). Solo La Rioja (+21.548 ha) y el País Vasco (+4.667 ha) han aumentado su superficie desde 1980. Castilla-La Mancha, ha liderado la caída (-297.856 ha).
Aceite de oliva
Respecto al aceite de oliva, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) ha rebajado su previsión de producción de aceite de oliva esta campaña hasta 1.287.694 toneladas, lo que supondría un 6% menos respecto a la temporada anterior, según su último avance de superficies y producciones. La principal culpable de este bajo rendimiento ha sido la climatología, con una campaña caracterizada por la sequía.
Lo que sí parece recuperarse son los precios, al menos en este inicio de año. Según POOLred, de la Fundación para la Promoción y el Desarrollo del Olivar y del Aceite de Oliva, el aceite de oliva virgen extra está registrando un precio medio de 3.358 euros/tonelada, con precios mínimos de 3.148 y máximos de 3.992, rondando así las operaciones más altas los 4.000 euros.
Por su parte, el aceite de oliva virgen cotiza de media a 3.123, con mínimos de 3.089 y máximos de 3.200. Por lo tanto, todas las operaciones se sitúan ya por encima de los 3.000 euros. El lampante alcanza un precio medio de 2.943, con mínimos de 2.600 y máximos de 3.096 euros/tonelada. Si se comparan con los precios de hace un año, cabe destacar que son un 70% superiores en virgen y lampante y un 50% en virgen extra.
Nueva Ley de la Cadena Alimentaria
Una de las grandes esperanzas para el sector agrícola reside en la nueva Ley de la Cadena Alimentaria, que entró en vigor el pasado 16 de diciembre y que introduce medidas para mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria.
Estas nuevas reglas de juego en las relaciones comerciales deberían servir para facilitar un reparto de valor más equilibrado entre los distintos eslabones y esperamos que beneficie, especialmente, a los productores primarios, agricultores y ganaderos, que a día de hoy, son el eslabón más débil de la cadena. La nueva ley introduce el coste efectivo de producción como factor obligatorio en la fijación de los precios en los contratos. Además, exigirá mayor transparencia en las relaciones comerciales, extenderá la venta por encima de los costes de producción a lo largo de todos los eslabones, producción, industria y transformación y distribución, hasta llegar al consumidor, y reforzará los mecanismos de control y el régimen sancionador para ayudar a que se cumpla.
Confiamos en que estas mejoras funcionen y los productores agrícolas puedan verse beneficiados.
Plan Estratégico la PAC
Otro de los aspectos que deberá servir para mejorar la competitividad del sector es el Plan Estratégico para la aplicación de la Política Agraria Común (PAC) en España a partir del año 2023, presentado a finales del pasado mes de diciembre por el Ministerio de Agricultura ante la Comisión Europea.
Según fuentes del Ministerio, con este Plan estratégico habrá una mejor distribución de los fondos entre los agricultores y ganaderos, “más equilibrada y más justa”, porque al haber realizado un análisis desde cero para el diagnóstico previo a la elaboración del plan se han podido identificar mejor las necesidades reales de cada sector, a diferencia de otras reformas, en las que simplemente se aplicaban los reglamentos europeos.
El Plan Estratégico es un instrumento determinante para garantizar la viabilidad de nuestros sectores agrícolas y ganaderos, que son la base del sistema agroalimentario y el principal motor económico de la España rural. Para ello, contempla apoyos enfocados a la mejora de la competitividad de sus explotaciones mediante las ayudas a rentas, el servicio de asesoramiento y las medidas de desarrollo rural en favor de la innovación, la mejora del conocimiento, las inversiones, el uso de tecnología y la digitalización, entre otros aspectos.
Desde Pastrana Ingeniería y Servicios apoyamos cualquier medida que sirva para poner en valor el campo español y ayudes a los agricultores a mejorar sus condiciones comerciales.