Los próximos días 11 al 14 de mayo abre sus puertas en Montoro (Córdoba) la XXI edición de la Feria del Olivo, lugar de encuentro y escaparate comercial referencia en el sector olivarero. El certamen pondrá de manifiesto la importancia económica en el sector olivarero, proporcionará soluciones al complejo engranaje que envuelve al proceso de producción y comercialización de los productos y derivados del olivar, y dará a conocer las novedades tecnológicas y científicas en el sector. Bajo el lema, “Hacia la digitalización de la olivicultura”, el olivar 4.0 será el eje vertebrador de esta edición.
Sensores, drones y satélites; tratamientos foliculares inteligentes; almazara 4.0; riego de precisión; e innovaciones aplicadas a la digitalización de almazaras son algunos de los temas que protagonizarán las jornadas técnicas de la Feria del Olivo, reflejo de las tendencias que marcan al sector de la olivicultura en la actualidad.
La clave está en la digitalización
Al igual que ha ocurrido en otros sectores, como el vitivinícola, la digitalización es clave en la mejora de la mecanización del olivar, con el fin de optimizar resultados. La incorporación de nuevas tecnologías digitales, tanto en la maquinaria del campo como en las propias almazaras, permite un uso más controlado, seguro y rentable.
Estas nuevas tecnologías permiten optimizar el uso de fitosanitarios, monitorizar las cosechas para mejorar los procesos de recogida y avanzar en la identificación de lotes para garantizar la trazabilidad, entre otros aspectos.
Este último punto, el de la trazabilidad, cobra especial importancia en un mundo en el que la seguridad alimentaria es fundamental, por lo que es necesario garantizarla, no solo durante el proceso de obtención del aceite en la almazara, sino desde el propio olivar, aplicando sistemas integrales en la explotación, que incluyan la recolección, transporte y elaboración.
Agricultura de precisión
El sector busca, cada vez más, llegar a un uso más racional de los insumos agrícolas y a reducir el impacto ambiental de la producción. Para ello, se apuesta firmemente por la agricultura de precisión que, además, trae como resultado un incremento del beneficio económico en este tipo de explotaciones olivareras.
La agricultura de precisión es la práctica de la gestión agronómica que utiliza tecnología de la información para garantizar que los cultivos y el suelo reciban exactamente lo que necesitan para una productividad óptima, garantizando así la rentabilidad, la sostenibilidad y la protección del medio ambiente.
Para ello, se emplean equipos especializados, software y tecnologías con el objetivo de acceder a datos en tiempo real sobre las condiciones de los cultivos, el suelo, predicciones meteorológicas, etc., que permiten proporcionar la información necesaria para la de decisiones sobre periodos óptimos de plantación, fertilización o cosecha y manejo del suelo, entre otros aspectos.
Por ejemplo, el uso de satélites y drones permite llevar a cabo una gestión integral, ecológica y optimizada del olivar mediante la monitorización no invasiva de parámetros agronómicos de interés. Esta tecnología proporciona información a partir de imágenes que, unidas a los datos obtenidos en el propio olivar, proporcionan la información precisa para tomar decisiones inmediatas y futuras sobre los tiempos de cultivo.
Almazaras 4.0
La automatización en el proceso de elaboración de aceites de oliva también se empieza a popularizar en las industrias oleícolas. Las nuevas tecnologías juegan un papel cada vez más importante en las llamadas “almazaras 4.0”, es decir, aquellas que cuentan con sistemas de automatización que permiten determinar la calidad del fruto que entra, con el fin de decidir su adecuación para la elaboración de un determinado aceite, o que permiten ajustar las condiciones a las características (parámetros químicos y organolépticos) del aceite que se desea producir.
Esto no significa que el papel del maestro de almazara pase a un segundo plano, al contrario, puesto que sigue siendo uno de los puestos más demandados, pero las nuevas tecnologías contribuyen a que estos profesionales tomen las mejores decisiones en cada momento del proceso.
Las TICs en la comercialización
Por último, la digitalización debe llegar también al sector oleícola en el proceso de comercialización, con el objetivo de facilitar la expansión, tanto nacional como internacional, de las empresas.
Contar con una página web actualizada, sistemas ERP o CRM para controlar todos los departamentos, o apostar por el comercio electrónico, los marketplaces o las redes sociales también juegan un papel muy importante en el desarrollo y crecimiento del negocio, así como en la rentabilidad del mismo a corto, medio y largo plazo.
En definitiva, la digitalización de la industria oleícola se perfila como una de las grandes apuestas de futuro para obtener un mayor valor en un sector en el que los márgenes de beneficio son tan estrechos.