Este sábado, 26 de noviembre, se celebra el Día Mundial del Olivo, un árbol universal que, en palabras de Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, ha acompañado a la humanidad durante milenios, con su legendaria longevidad y su capacidad de renacer de sus cenizas. El objetivo de esta celebración es fomentar la protección del olivo y los valores asociados a él, con el fin de reconocer su importante significado social, cultural, económico y medioambiental para la humanidad.
Un fruto cuyas propiedades saludables son continuo motivo de investigación
El aceite de oliva se comenzó a utilizar, muy probablemente, hace miles de años, cuando los distintos pueblos que habitaban en la región del Mediterráneo –como romanos, griegos y fenicios–, iniciaron el cultivo de los olivos y la extracción del jugo de la aceituna.
Desde entonces y hasta ahora la investigación sobre las propiedades saludables del consumo de este “oro líquido”, tal y como lo denominó el poeta griego Homero, no han cesado.
Hipócrates, considerado el padre de la medicina, se refirió al aceite de oliva como «el gran sanador” y así lo atestiguan los diferentes estudios publicados, tanto en España como en el resto del mundo.
El secreto de la longevidad
Como decíamos, durante milenios, los pueblos de la cuenca mediterránea han consumido aceite de oliva como principal fuente de grasas en la dieta y esto se reflejaba en que vivían vidas más largas y saludables que sus vecinos del norte y del otro lado del Atlántico, que consumían mayoritariamente grasas animales.
A mediados del siglo XX, los científicos llegaron a la conclusión de que había una correlación entre las dietas de las personas y los incidentes observados de enfermedad coronaria. Y que la dieta de los países mediterráneos, o Dieta Mediterránea, hoy ya reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, cuya grasa principal es el aceite de oliva, reducía las tasas de enfermedades coronarias.
Componentes saludables
El aceite está compuesto de grasas monoinsaturadas que ayudan a reducir el colesterol LDL, también conocido como «colesterol malo’, lo que reduce el riesgo de enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular.
Su contenido en polifenoles es otro de los “culpables” de los beneficios que provoca su consumo. Cientos de estudios a lo largo de los años han demostrado que estos polifenoles presentes en el aceite son responsables de una variedad de beneficios, desde reducir ciertos tipos de cáncer (como el de mama, colon o próstata), hasta un efecto antiinflamatorio, pasando por mitigar los efectos de la demencia o reducir el riesgo de padecer diabetes porque ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre.
Y esto solo es el principio, ya que continúan las investigaciones y, año tras año, seguimos conociendo nuevas propiedades beneficiosas.
“Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina”, decía Hipócrates. Y, siguiendo esa máxima, debemos situar el aceite de oliva en el centro de nuestra dieta, consumiéndolo con moderación, como ocurre con todo, para mejorar nuestra calidad de vida.
¡Feliz Día Mundial del Olivo!