La vendimia en Castilla-La Mancha dio comienzo hace unos días, rodeada de una serie de medidas extraordinarias motivadas por la situación de crisis sanitaria que vivimos desde el pasado mes de marzo, a causa del Covid-19. Se han comenzado a vendimiar algunas variedades, como Macabeo, Chardonnay, Sauvignon Blanc o Verdejo, mientras que las varietales más características de la zona, Airén y Tempranillo, se recogerán en el mes de septiembre.
Aunque aún es pronto para dar cifras, Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha prevé que la cosecha será superior a la del año pasado, y que se situará en cifras cercanas a los 25,5 millones de hectolitros de vino y mosto en Castilla-La Mancha (un 27% más que en 2019), gracias a una climatología bastante propicia durante la campaña, al registrar lluvias en el momento óptimo. Además, los expertos consideran que, a la espera de la evolución de estos últimos días, la calidad de la cosecha será buena.
Vendimia nocturna
Es, precisamente, la búsqueda de vinos cada vez de mayor calidad la que ha llevado, desde hace años, a los agricultores a apostar por la vendimia nocturna, especialmente en el caso de las variedades más tempranas, que se vendimian durante el mes de agosto, cuando las temperaturas diurnas son aún muy elevadas.
De este modo, se logra que la uva entre en bodega más fresca, evitando así la oxidación, una fermentación descontrolada y realizando un mejor tratamiento del mosto. Además, y no menos importante, la vendimia nocturna permite un ahorro de costes, ya que garantiza un ahorro energético a la hora de bajar la temperatura de la uva que entra en la bodega o en la cooperativa.
Planes de contingencia
Como avanzábamos, la situación extraordinaria que vivimos en esta campaña, a causa de la pandemia mundial causada por el Covid-19, ha hecho necesaria la publicación de una Orden, por parte del Gobierno regional, para poner en marcha Planes de contingencia, con el fin de garantizar la seguridad de todo el personal que trabaja en la vendimia de este año.
La normativa aprobada –y publicada en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha el pasado 12 de agosto– se ha llevado a cabo de manera conjunta por las consejerías de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, de Economía, Empresas y Empleo y de Sanidad, y tiene como objeto principal la prevención y seguridad en la vendimia, en una región que contará con 20.000 asalariados del campo.
La Orden busca garantizar que la campaña se desarrolle con normalidad en la región, también desde el punto de vista sanitario, extremando la prudencia para evitar posibles brotes de Covid-19, así como controlarlos de forma rápida, en el caso de darse algún caso positivo, para lo cual se contará con un listado de quienes trabajen en las explotaciones y su entorno, para realizar los rastreos.
Así, se insta a las empresas a elaborar Planes de contingencia para hacer frente al coronavirus, ya que el desplazamiento entre distintas zonas geográficas, la actividad laboral y el alojamiento en los territorios suponen una mayor cantidad de contactos interpersonales y un mayor riesgo de transmisión.
Además del registro de todas las personas empleadas, con sus datos personales, datos de contacto, fechas de trabajo e identificación, si procede, de la explotación agrícola de procedencia y las personas con las que conviven y su contacto, el Plan de contingencia deberá incluir todas las medidas para asegurar la prevención y control de la transmisión del virus en todos los procesos de recogida, transporte y almacenamiento de la uva.
Asimismo, se deben establecer medios de coordinación con los agentes sociales, las entidades locales, las autoridades sanitarias y otros agentes involucrados para abordar de forma integral tanto las condiciones de trabajo, como las de vivienda y transporte de las y los trabajadores, su acceso al sistema de salud y a las prestaciones sociales.
La orden detalla la obligatoriedad del uso de mascarilla, el mantenimiento de la distancia social, la desinfección de manos y la higiene respiratoria. Además de estas medidas de prevención personal, el plan preverá la limitación de contactos, estableciendo grupos de trabajo estable; la limpieza y ventilación, especialmente en espacios cerrados; y la gestión de casos, atendiendo a la detección temprana, aislamiento y control mediante rastreo de contactos.
Cada uno de estos puntos deberá adaptarse a los distintos escenarios laborales: traslados hacia y desde la explotación, desarrollo de la labor agrícola, momentos de descanso, comedores y zonas comunes o alojamientos.
Control de los rendimientos
Por otro lado, el Servicio de Vitivinicultura de la Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha ha remitido un comunicado sobre las declaraciones de cosecha para la próxima vendimia, en el que recuerda que se aplicarán los rendimientos máximos de uva por hectárea.
La Consejería ha decidido ampliar el foco de controles que implantó en agosto de 2018 a las explotaciones vitícolas que incluyan parcelas con rendimientos más altos, para abarcar todas aquellas de uvas tintas que produzcan más de 18.000 kg./Ha., y las blancas de más de 20.000 kg./Ha. Así lo dispone la Orden 110/2020, de 3 de agosto publicada en el diario oficial de la región.
En el caso en el que las uvas de las parcelas de viñedo destinado a la producción de vino no cumplan con ese requisito y sean vendimiadas, no podrán destinarse a la producción de vino, y lo harán, exclusivamente, a la elaboración de mosto, vinagre o a la destilación para alcohol de uso de boca, usos industriales y energéticos.